Tiburón, E.T., Parque Jurásico, Lista De Schindler, Salvar Al Soldado Ryan, La Guerra De Las Galaxias, películas dirigidas por el llamado rey midas del celuloide. Todas ellas llegaron a lo más alto en el ranking de espectadores y de la crítica, sin embargo -Munich- fue otra cosa.
Steven Spielberg nos introduce en el conflicto árabe-israelí. El conflicto de conflictos, la eterna lucha del pueblo judío por encontrar su sitio, expulsado una y otra vez de cada asentamiento y en busca de sus orígenes. Conflicto que realmente no ha sido solamente árabe-israelí sino que ha estado proyectado a esfera mundial, implicando e implicados tanto países europeos como americanos.
Volvamos al punto de partida, -Munich- sacada del libro «Venganza», nos muestra como el grupo terrorista septiembre negro, atenta contra atletas olímpicos israelíes en las olimpiadas de 1972 (las primeras que se celebran en Alemania después de las de 1936). El resultado de ello; once israelíes asesinados, reivindicaciones fallidas y unos JJ.OO. que siguen su curso.
A partir de este acontecimiento Steven Spielberg traza toda la trama en torno a la venganza de los servicios secretos judíos para acabar con los implicados en la incomprensible y tremenda masacre. Unos JJ.OO. que por otra parte, debían representar la unión de los pueblos mediante el deporte.
Una exposición dura donde se entrecruzan ideas políticas, temas de moralidad o conflictos de convivencia religiosa o social. Quizás centrada demasiado en la venganza y dejando flecos más consistentes en un segundo plano. Una venganza que es el pan de cada día, repitiéndose una y otra vez durante tantos años. La política o los políticos nunca han dado los frutos deseados, quizás porque siempre han existido intereses fuera y dentro que quieren que el problema no se acabe nunca, o como dijo un conocido actor «los políticos son personas que inventan problemas donde no los hay, para luego intentar solucionarlos».
Trailer denso, intenso, duro, que recuerda a los grandes films de cine de espionaje. Hecho para disfrutar de cada segundo de rodaje.
En el mundo del café pasa algo parecido, al ser uno de los productos que más se mueve en el mundo también existen intereses comerciales, bursátiles, de explotación o cualquier otro tipo.
Dejemos esos temas tan espesos para otro momento y pasemos simplemente al café. Como sabéis el café brota de un arbusto y cada baya suele traer dos granos. Estas bayas, cuando están maduras presentan un color rojo fundición o esperanza, dependiendo con los ojos que se mire. Hay sitios donde se recolecta a mano y se transporta con animales debido a lo agreste del terreno. Luego, en las fincas se realizan los distintos procesos de elaboración dependiendo de cada zona y tradición.
Hay bayas, que en vez de dar dos granos traen uno solo (solo en arábicas) grano, por otra parte más pequeño y con formas distintas (redondeada o cerrada) debido a que recibe menos nutrientes y que sufre más los avatares del clima, todo ello condicionado por brotar en las terminaciones del arbusto. Por ende, tiene un aroma más concentrado, más intenso y más fuerte. Esto hace que los maestros tostadores tengan que cambiar su estrategia de tueste para sacarle todo su potencial.
Pero su trabajo no acaba aquí, ya que el grano «caracolillo«, denostado en otro tiempo, es utilizado sobre todo para sus preciados blends, dando así su toque de autor.
Todo tiene cabida dentro del engranaje de la vida si se sabe aplicar el método correcto.