Ritos Tribales

         

         

          Los años sesenta trajeron al cine uno de los films más mediáticos para la junventud de esa década. Su poder de atracción vino dado, sobre todo, por la música. Una banda sonora que repicó en todos los campanarios del planeta. Una música que entraba por las fronteras descontroladamente y que abducía a las jóvenes generaciones del momento. Cantada en ingles, cuya letra no entendíamos pero si sentíamos, traía nuevos bailes, nuevos lugares de encuentro, nuevos sonidos, era -LA MÚSICA DISCO-       

          El lugar de encuentro de esta película era la discoteca Odisea 2001. El día de la semana Sábado noche y dentro del local: pista de baile, bolas con reflejos, luces de colores intermitentes y música, buena música disco.

          Tony Manero representó perfectamente este tipo de generación; trabajaba por un sueldo corriente en un trabajo nada ilusionante, el entorno familiar tampoco conseguía aportarle nada, pero cuando llegaba el fin de semana “empezaba el espectáculo”. El ritual para prepararse era el preámbulo de lo que iba a suceder. Su manera en el peinarse, la forma de vestir, el tipo de ropa y la puesta en escena quedarán siempre en la retina de todos los espectadores. 

          El baile, sus amigos, las chicas, la música, las bandas, la rivalidad, las drogas o todo lo contrario a lo establecido componían el cocktel de su ser. Era un tipo de gente que sentía que la casa era una pesadilla, que no importaba nada ni el futuro, ni los estudios, ni las guerras, ni la política.

          Para mucha gente la música siempre ha sido un escape para soñar, amar o vivir. Probablemente la gente de esa generación no sabrá como se hace una regla de tres simple o que río pasa por París o por Madrid, pero sin duda te podrá recordar con una precisión de reloj suizo que grupos sonaban en la discoteca, como se vestía o quien interpretaba un tema de esa época con solo unos segundos de audición.

          Fiebre Del Sábado Noche representó los ideales de una parte importante de esa generación de los años setenta. De hecho, la idea de la película se incubó en un artículo del New York Magazine titulado (Ritos Tribales de Nueva York en Sábado Noche).

          Stayin Alive, More Than a Woman, son temas que todo el mundo recuerda. La banda sonora con los Bee Gees al frente la pusieron a la cabeza de las listas de ventas. Sin embargo, yo me quedo con If I Can’t Have You de Yvonne Eliman. -Para gustos colores-.

       

          En cuanto al café, cada uno tiene sus gustos. Así a la hora de su elaboración, unos prefieren un expresso y otros se decantan por café de filtro.

          Como en artículos anteriores ya nos hemos referido a la elaboración de un expresso, hoy nos toca parlamentar sobre los realizados en filtro, para el que algunos entendidos es el principal proceso para la buena degustación de este exquisito elixir.

          La elaboración es todo un arte; La molienda es distinta, el agua no va a presión sino que se debe filtrar por medio de la gravedad. Proceso más lento en donde las medidas de café y de agua son distintas pero no por ello menos precisas. Los tipos de cafetera para filtro también muestran su heterogeneidad (Chemex, Clever Dripper, V60 …). El vertido debe ser homogéneo y pausado, dejando que el café florezca y nos muestre todo su esplendor, proceso que puede llevar varios minutos.

          El resultado, es un sabor menos intenso. Por el contrario se pueden sacar los sabores complejos del café debido, sobre todo, a como se acentuan los aromas. Este proceso es muy interesante a la hora de diferenciar los cafés de origen.

          De todas formas en filtro o en espresso lo importante es como o con quien lo bailes.